jueves, 4 de septiembre de 2008

Ambiente

Espacio



Casi la totalidad de la acción transcurre en espacios abiertos: el desierto de Sahara y los pequeños planetas u asteroides que, además del suyo, conoce el principito Es indudable que el autor supo elegir con acierto el escenario en que sitúa principalmente su historia. La lejanía y soledad desérticas aportan a la ambientación adecuada para un relato que, por su naturaleza fantástica y por la presencia de algunos de sus personajes, difícilmente podría hallar un sitio más adecuado para su desarrollo.








El aislamiento del lugar, que está "a miles de millas de toda tierra habitada", ofrece un campo propicio para el misterioso encuentro de los protagonistas, para la reflexión y, especialmente, para la comunicación afectiva, que se tocará luego en una auténtica amistad del prinicpito con el narrador y con el zorro; relación que el inevitable regreso del piloto y el niño- este a su distante planeta- interrumpirá emotivamente, con un adiós que no excluye sí del todo la esperanza de volverse a encontrar, expresada al final de la obra.





Tiempo


Entre el encuentro y la despedida del principitoy de su amigo transcurren ocho días.

Durante ellos, mediante el relato del narrador, que incluye los recuerdos del protagonista, conocemos parte importante de la existencia de este: sus visitas a menudos planetas, y en especial, actitudes e ideas definitorias de su personalidad, no carente de misterio.




Otras precisiones relativas al tiempo registra la obra. El narrador confiesa que tenía seis años cuando una lámina vista en un libro despertó su curiosidad acerca de los animales y de la selva, comenzando entonces a dibujar. Seis años pasaban también desde el desarrollo de los hechos evocados hasta el momento en que él se decide a revelarlos por primera vez.



Saint- Exupéry utiliza hábilmente el tiempo como un elemento configurador de situaciones o denotativo de algunas características de ciertos personajes.



Así, por ejemplo, el quinto planeta visitado por el principito, el farolero no tiene un segundo de reposo. Debe encender el farol por la noche y apagarlo por la mañana, pero, como de año en año el planeta gira con más rapidez, los días duran allí solo un minuto.

Obsérvese también como el paso del tiempo cobra una creciente y dramática importancia para el piloto, que tiene agua para beber sólo para ocho días, al término de los cuales dice "nos vamos a morir de sed..." La situación es superada luego con el hallazgo de un pozo.